martes, 12 de agosto de 2008

¿Y AHORA QUÉ PASA, EH?


¿Y AHORA QUÉ PASA, EH?

“Y sobre todo mirar con inocencia. Como si no pasara nada, lo cual es cierto.” – Alejandra Pizarnik



¿Y ahora qué pasa, eh?

  

No pasa nada. 

No pasa esto: 

un estúpido chaparrón que no era necesario 

y las flores del paraíso decapitadas en la vereda 

-esa vereda que nunca barro, 

porque los ojos de las vecinas son demasiados saltones 

y me asustan;

son como termitas dispuestas a devorar la madera de este sueño 

de ser y parecer un pájaro parado en la mitad de un verso,

un pájaro ajeno a los precios abusivos del almacén 

y a la receta del cheesecake-. 

No pasa esta distancia 

entre la sed y el agua, 

ni el miedo a que el mal paso de la costurerita 

salga mañana en primera plana de todos los diarios  

que se escriben 

con la tinta subversiva de los secretos familiares 

(la foto de la portada sería una mujer de piernas inesperadas 

alimentando un conejo de ojos escarlata 

y diciendo, convencida: “No barro. No barro. No barro. 

Yo no barro. 

Yo me tiro de cabeza en una madriguera deseducada

buscando un amor que no pasa. Nunca pasa.”)

  

¿Y ahora qué pasa, eh?

No pasa nada. 

No pasa esto:

no pasa este día que no quiere

cerrar las puertas del cansancio,

ni la foto de la chica de lentes

-un insecto gigante con una sonrisa perversa 

que nunca tuvo Gregorio Samsa-, 

ni la muerta que muere de muerte común y corriente 

-no muere de un vestido azul ni de un vestido rosa,

ni de un farol rojo partiendo en dos la noche: 

muere como todos los que no son ni parecen pájaros, 

prosaicamente, 

sin un último batir de alas-.

No pasa este viento de octubre 

que echó a volar mis cartas 

(“Querido mío: espero que estés bien 

cuando no recibas mis noticias 

y que la chica de lentes no escriba poemas, 

y que nunca tengas un gato; 

a vos te veo paseando un perro, 

los gatos tienen un no sé qué que no encaja 

ni con vos ni con ella. 

Los gatos no son tan simples.”)



¿Y ahora qué pasa, eh? 

No pasa nada.

No pasa nada, repito. 

No pasa esta inocencia que me invento. 

No pasa una luna con gatillo 

ajusticiando un mundo que,

de tanto ser mundo, 

ya da asco. 

(¡Qué lástima! Hubiera sido una buena muerte: 

volarme los sesos con un disparo de González Tuñón

y hacer que esto cambie, 

que todo cambie, 

y que, de una vez por todas, 

pase algo).



Arte: Stella Im Hultberg


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