jueves, 10 de diciembre de 2015

HABLEMOS DE LA VIOLACIÓN - 16 días de activismo contra la violencia de género


HABLEMOS DE LA VIOLACIÓN

A So Sonia



Hablemos de la violación

me dice una pibita irreverente.

Y yo que no soy tan pibita ni tan irreverente

miro para otro lado,

acomodo y desacomodo latas de tomate,

acomodo y desacomodo libros de poesía que no le vendí a nadie,

acomodo  náuseas, pelos pegoteados,

acomodo miedo.

Tarareo “Mejor no hablar de sientas cosas”.

Tarareo “Fuera de mi vida”.

Pero la pibita insiste.



Bueno, dale, hablemos.

¿Qué querés que te cuente?

Te puedo contar que yo tenía diecisiete años,

una minifalda roja,

una remera con un dibujo del Pato Donald,

un noviecito del secundario quequeríayyono,

quenoqueríayyosí.

Que estábamos convenciéndonos y desconvenciéndonos

en un lugar más o menos lindo,

más o menos apartado,

más o menos verde.

Que apareció un tipo que dijo ser policía y nos asustó

(los chicos decentes no se besan así,

las chicas decentes no tienen ese culo y esa minifalda roja;

del Pato Donald ni se enteró).

Que obligó al pibe a tomarse un colectivo

y a mí me puso un revólver en la sien

y  a tumbarme boca arriba en un yuyal cercano.

Me quedé paralizada, sabés.

Nunca había tenido un revólver en la sien.

Nunca había visto un revólver.

No tenía que gritar pero grité.

Algo me rompió el cuerpo.

Algo inmundo me rompió el cuerpo.

Todavía tiemblo cuando recuerdo ese dolor absoluto

que me atravesó la vagina, el útero, el estómago,

el corazón, la cabeza.

Todavía corro al baño a vomitar cuando recuerdo a ese monstruo

al que nadie invitó

comiendo del banquete de mi cuerpo.



Hablemos.

¿Qué querés que te cuente?

Que casi nadie me creyó

(¿cómo no estás golpeada, reventada, agonizando,

cómo tenés el descaro de seguir teniendo ese culo,

esas piernas, esos diecisiete años?).

Que me llevaron a denunciar al tipo

a la misma comisaría donde supuestamente trabajaba

y me escapé llorando porque todos,

todos,

eran iguales a él,

depredadores que me miraban las tetas,

depredadores azules.

Que me pregunté mil veces si la pollera era demasiado corta,

si besarse así en público era cosa  de chicos decentes,

si tendría que haberme dejado matar

porque una minifalda roja muerta,

un culo muerto,

unos diecisiete años muertos

hubieran sido una prueba irrefutable de  que sí,

de que me habían violado.

Que costó el amor cuando llegó.

Que nunca me atreví a contárselo a mi hijo.

Que el suicidio con el que fantaseé a los cuarenta

tenía los ojos de  papá,

las manos del novio que me arrebató a los veintidós  un estúpido accidente

y esa remera azul con un dibujo del Pato Donald.



Hablemos de la violación.

No sé si era esto lo que esperabas que te dijera.

No importa.

Al final pude hacer a  un lado las latas de tomate,

los libros de poesía,

las náuseas, el miedo,

y hablar.

Yo, que me sentaba quietecita en el aula

a escuchar como la maestra repetía ese  mantra funesto,

el silencio es salud, el silencio es salud.

Yo, que escribo poemas elípticos usando la palabrita rape,

porque suena más suave,

suena a Nirvana,

y por ahí el que la lee no sabe inglés y ni se entera.

Yo, que todavía no puedo dejar de avergonzarme

cuando pienso que me pasó eso.

Hace treinta años.

Ayer.



Apenas ayer.








La actriz y directora Georgina Ferreyro compartiendo el poema "Hablemos sobre la Violación" en el marco de la Jornada Cultural por la Eliminación de la Violencia hacia la Mujeres llevada a cabo el 25 de noviembre de 2015 en la Glorieta de la Plaza Independencia, Tandil, provincia de Buenos Aires. 


Distintas agrupaciones de Tandil  "Basta" a la violencia de género


Con arte y una marcha por la ciudad repudiarán la violencia hacia la mujer



"Cuando vi por primera vez el título “Hablemos de la violación” compartido por una militante feminista amiga, entré sin espera, en busca de saciar la curiosidad. ¿Cómo es eso de hablar de la violación en versos? Y ahí estaba la respuesta que me quebró la voz. Lo leí mientras los ojos se me llenaron de lágrimas… y supe… que quería leerlo más y para más, no solo para mí.
Fue cuando nos organizamos para el encuentro cultural por el Día de la Eliminación de la Violencia hacia las Mujeres que quise compartirlo… a voz alzada, a voz para todes, parada en la glorieta de la plaza principal, alta, temblorosa, rodeada de mujeres y hombres que comparten la lucha.
Todas las veces que leí el poema la angustia me atravesó el pecho, la voz se quebró, las lágrimas borbotearon. Todas las veces me sentí en esa piel, en ese alma. Todas las veces temblé y todas las veces tiemblo. En la plaza el murmullo alrededor se enmudeció y la emoción que sentía, la sentimos todos. Llegó, lo hicimos llegar… a través de sus palabras."
Georgina Ferreyro






GEORGINA FERREYRO


Actriz/ Directora.
Profesora de Juegos Dramáticos, egresada de Facultad de arte de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires.
Cursante de la Licenciatura de Teatro, en Facultad de arte de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires.

Obras:
“Proyecto adolescente” de la Escuela Municipal de Tandil. Año 2006, 2007.
“Muestra Permanente”. Año 2012
“Prudentia”. Año 2012
“Venado Tuerto”. Año 2013
“Un asesino al otro lado de la pared”. Año 2014


Dirección de: “Dulce Veneno”. Año 2015


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