domingo, 30 de julio de 2017

OJOS HÚMEDOS EN UN BANCO DE PARQUE LEZAMA


OJOS HÚMEDOS EN UN BANCO DE PARQUE LEZAMA

A Martín y Alejandra


Él la encontró temblando

en el fondo de todos los pájaros.

Ella se agarró de sus pupilas líquidas.

Y la primavera fue una mordedura de Dios

quemándoles la carne.


Él le dijo que nada era más bello

que su melena roja.

Ella le dibujó una mariposa de ceniza

en la palma de la mano.

Y quizás todo fue una premonición,

un exordio del fuego.


Ella no quiso ser dragón,

no pudo ser princesa.

En una catedral de humo devoró

el pan ácimo de sus catástrofes:

la historia del afuera y del adentro

tortuosa

como un laberinto de cuchillas de afeitar.


El dejó los ojos húmedos

en un banco de Parque Lezama.





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